La Ópera de Zúrich presenta una magnífica producción de este excepcional ejemplo belcantista, con un gran elenco artístico encabezado por Joyce DiDonato.
I Capuleti e I Montecchi [Capuletos y Montescos], ópera en dos actos de Vincenzo Bellini (1801-1835) sobre libreto en italiano de Felice Romani, que tuvo su estreno en el Teatro La Fenice de Venecia, el 11 de marzo de 1830. Suele pensarse que, por su temática y nombre, la ópera está basada en la célebre tragedia Romeo y Julieta, de William Shakespeare, pero las diferencias existentes entre ambas son tan notables como para que la influencia es mucho menor de lo esperado. Por lo demás, para algunos especialistas es casi totalmente seguro que ni Bellini ni Romani conocieran la tragedia original de Shakespeare, ya que en aquel momento pocas de las obras del bardo inglés habían llegado a Italia. Romani se basa en realidad en las fuentes italiana originales, que datan del siglo XVI, incluyendo una historia corta de Matteo Bandello extraída de la colección Le novelle [1554]. Romani reescribió para Bellini el libreto de Giulietta e Romeo que había concebido previamente para Vaccai, que a su vez estaba basado en Giulietta e Romeo, de Luigi Scevola [1818].
Cuando Bellini se encontraba en Venecia para preparar el estreno de Il pirata, fue convencido para que compusiera esta ópera para la temporada de carnaval de 1830. Bellini dispuso tan solo de mes y medio para llevarla a cabo. Consiguió escribir la ópera en tan poco tiempo apropiándose en gran medida de música previamente para una ópera anterior con la que no logró el éxito deseado: Zaira. Él mismo dijo al respecto: "Zaira, silbada en Parma, fue vengada por I Capuleti». De Capuletos y Montescos se ha dicho que conserva algunos elementos del bel canto inicial, previo al romanticismo, sobre todo la división clara de arias y recitativos, y el empleo de una voz de mezzosoprano en el papel de un hombre, el de Romeo, ya que pocos años antes estos papeles aún venían confiados a los castrati, por lo que los tenores aún no se habían adaptado a las exigencias que imponía el Romanticismo.
En esta ópera –particularmente en su escena final– Bellini siguió estableciendo la morbidezza melódica evidente en su más temprana Bianca e Fernando, y algo de la falta de convencionalismo formal que se encuentra en algunas obras de madurez. La concentración de la acción en los dos personajes principales resulta notablemente exitosa. La ópera es principalmente una obra de reciclaje, pero en la que material previamente escrito es hábilmente adaptado a su nuevo contexto. La premura con la que se llevó a cabo se deja ver en cierto esquematismo y una falta de variedad rítmica en algunos números cerrados. Por otro lado, el tema de los amantes contrariados le permitió a Bellini mostrar su capacidad para crear melodías de corte melancólico y tierno. Aquí, como en Zaira, infunde la escritura vocal simple y silábica de La straniera con gran bravura melismática, preparando el camino para aquella perfecta síntesis de expresión y virtuosismo que lograría con La sonnambula. Capuletos y Montescos sobrevivió a lo largo del siglo como caballo de batalla para sopranos estelares y a pesar de la hostilidad de progresistas como Liszt, que la desdeñó por considerarla intolerablemente anticuada, o la ambigüedad de Wagner, quien amaba sus melodías al tiempo de deploraba su concepción dramática, se mantuvo en liza como una ópera de considerable interés. Berlioz también despreció en general esta obra, aunque admitió que admiraba la unísona stretta Se ogni speme è a noi rapita, que cantan los amantes en el final del acto I. Esta es una ópera que se representa poco, apareciendo en las estadísticas de Operabase como la n.º 118 de las representadas en 2005-2010, siendo la 43.ª en Italia y la 4.ª de Bellini.
Sinopsis:
I Capuleti e I Montecchi, de Vincenzo Bellini, llega desde la Operhaus Zürich con Alexei Botnarciuc, Olga Kulchynska, Joyce DiDonato, Benjamin Bernheim, Roberto Lorenzi, Gieorgij Puchalski, Philharmonia Zürich y la batuta de Fabio Luisi.